San Virila - Abad de Leyre

Ai, arbasoen berba zaharkituetatik, berresanetik libre legoken aurrerago inork entzun gabeko hizkuntza berri bateko esaldi inoiz esan gabeen, adierazpen arrotzen jabe banintz! El patio de vecinas.

11.10.90

Intro

Levantaron su monasterio en un rellano de la Sierra de Leyre (su nombre anterior era Errando) a media altura, protegido al Norte por la montaña que se eleva rápida y abierto al Este, Sur y Oeste, aun horizonte que se pierde en la lejaní­a. Una vegetación agreste lo rodea



Ellos

Guárdate de encontrar a la muchedumbre en una
ciudad, y no te metas en el tumulto del pueblo.

He nacido entre estos hombres y soy semejante a ellos. Soy uno de ellos. Ellos. Ellos soy yo.

La serpiente de infinitos colores nada sabe de mis dudas. Múltiples son los cielos que entreveo mirando este lugar único y roto. Cuando llega el olor del jardín reposo tranquilo en la tierra amarilla, y sonríe de nuevo el amanecer olvidándose de los azules recien creados.

Onagro

El onagro es un animal, que gusta de la soledad,
y es figura del solitario.
¿Pero qué es esto que siento al mirar el día?

Entreveo una mirada, entre las ramas de este bosque seco y vacío, quizás mis ojos extraviados observen desde lejos mi figura. Y ya me aparto asustado de la amenaza de ese desconocido.

Agua

Allí beberás del arroyo y ya he mandado a los
pájaros que te den de comer
Es imperceptible, apenas distingo en mis ojos esa voz. Tal vez no hable o ni tansiquiera sea un sonido. No hay viento que roce en parte alguna. No veo nada parecido hasta el horizonte de mi memoria, sin embargo siento como un sueño escapa, roza el sendero y vibra.

Aire

Quiero saber por qué la piedra no es pluma
Serpenteando entre las hayas, siempre tras de mi, oigo el silbido grave de tus dedos. No quieres tocar la negra ola de mis ojos y te vuelves, corriendo.

Sombra

Acaso el manantial está en mi.
Acaso de mi sombra
surgen, fatales e ilusorios los días.
Nadie ha venido a este lugar, sin embargo quedan huellas de presencias no definidas aún. Son solo aromas perceptibles desde la quietud del aire.

Encuentro

pasó por estos sotos con presura;
y, yéndolos mirando,
con su sola figura
vestidos los dejó de hermosura.

Cuando llegó al lugar donde tenía por costumbre descansar y refrescarse oyó una dulce canción, melodía tan hermosa no era arte humano.

Arrullado por el sonido llegó al mundo de los sueños, donde pocos hombres logran entrar.

Los reptiles lo encontraron recostado cerca del arroyo.

Abajo

Obligados como estaban a ver el mundo desde abajo,
solo se cruzaban con individuos vulgares.
Quiso la suerte sorprenderles cerca del dulce sueño del santo.
Por circunstancias ajenas a ellos mismos, los demonios fueron convertidos en seres reptantes. Eran un réplica exacta de los que en el mundo gozaban del Sol. Se vieron obligados a convivir con los hombres de mas baja condición. Aquello era una humillación y hubieron de soportar la visión de innumerables bajezas.

Estar

La visión de tus ojos purifica mi sangre fría
Observaban ellos los movimientos del santo abad, no atreviéndose a molestarlo. Un profundo respeto se apoderó de ellos ante la presencia de aquel hombre, sus pasos eran silenciosos, parecía ejecutar una danza divina.

Entonces los demonios lo amaron.

Luz

tapizaron su lecho de hojas
recien nacidas
y lo llevaron cerca del arroyo
Gozosos se arrastraban por entre las piedras cálidas, silbaban canciones que casi olvidaron y sin detener el canto encerraron a la noche en su cuarto.
No más noche, ni su canto de silencio falso, hacia dentro del corazón solo luz y aromas densos. Vivos y recostados en una nube casi azul.

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Primera versión:
10 Enero 2005
Última revisión: 1 Octubre 2006

San Virila Abad de Leyre forma parte de Martes, un espacio donde se recopilan textos y documentos publicados por Cayetano Lupeña en diversos sitios en la red. Tambien pretende servir como referencia al propio autor y forma parte de las herramientas de experimentación sobre la superficie de la red.

He aprendido de las arañas como se teje la red


Referencias: